capitulo 63. LA CENA DE NOCHEBUENA DE EL CHACHE

Bueno... pues ya ha pasado la nochebuena y la navidad.
Ya mas relajado, tranquilamente en mi casita, después de los excesos de estos dos días, y pensando ya en los excesos de la semana que viene, me propongo a relatar mis aventuras cocineras de ayer.



Aquí tenemos el maravilloso robot de cocina que fue un gran aliado en esta aventura, por no hablar de mi mujer y mi cuñada, que fueron dos piezas claves para la feliz revolución de la misma.

Me levante por la mañanita temprano, y después de tomar mi te matutino y de pegarme una buena ducha, me metí en la cocina para hacer dos tartas, estas para el día de navidad.
Dos tartas que, todo sea dicho estaban de muerte.
Tartas de tres chocolates, compuestas, claro esta, por chocolate negro,



Chocolate con leche.



Y chocolate blanco.



Y con la inestimable ayuda del robot de cocina las prepare en dos patadas.
Primero prepare la base de galletas.



Luego fundes cada uno de los chocolates, mezclandolos con nata, azúcar, leche y un sobre de cuajada, por este orden.
Chocolate negro.



Chocolate con leche.



Y chocolate blanco.



El resultado de la tarta es espectacular, ya que gracias al sobre de cuajada, las capas de cada chocolate se quedan separadas y el aspecto de la tarta es precioso.

Una vez preparadas las tartas, limpie el robot, porque se puede cocinar, pero hay que tenerlo todo muy limpito.

Fui a comprar el pan, así me daba un poco de aire en la cara.
Regrese a casa y empecé a preparar lo que iba a ser el primer plato de la cena: Crema de salmón ahumado.



Preparé un caldo de pescado, con las cáscaras de unas gambas, cuyos cuerpos fueron reservados para ponerlos después en la crema.



Aquí me tenéis, a mi y a esa papada que me sale en las fotos, si si... en la fotos, como si no lo tuviera siempre, cortando el salmón para incorporarlo a la crema.
De nuevo miles de gracias al robot de cocina.



Dame un cuchillo, una tabla y algo para picar y empezara el espectáculo.



La piña es diurética y ayuda en las digestiones, así que en estas copiosas comidas es el postre perfecto.



Mi mujer y mi cuñada pusieron una mesa preciosa.



El cochinillo a punto de ser introducido en el horno.
Como me salio el cochinín. Con su piel crujientita, con la carne que se desacía en la boca.
Era el primero que hacia en mi vida, y la verdad es que estaba un pelín preocupado del resultado final del mismo, pero todo salio bien y no tuvimos que llamar a Telepizza.



Y ahí tenemos la mesa con las cosas de comer puestas ya encima.
Con el jamón, el queso y el lomo que nos trajo mi cuñado, los canapés que nos trajo mi otro cuñado, las patas de cangrejo, las gambas al ajillo y las aguriñas que mi mujer había preparado, el paté de queso que me dio mi madre, los langostinos, que no pueden faltar.
Y si a todo eso le sumamos la crema de marisco y el cochinín que estaba aun metido en el horno, el resultado final es la sal de frutas.
Y hoy tres cuartas partes de lo mismo, pero con mi familia.
Hoy han podido probar mis tartas, y al final sal de frutas y pa casa a escribir.
Hoy ni me acerco a la cocina para cenar, a ver si depuro un poco el organismo... Y es que todos los años igual, a cenar y comer sin medida. Y aun nos faltan la nochevieja y año nuevo.

En conclusión, estoy muy contento de mi primera aventura como cocinero en navidad, y además contando con esos maravillosos ayudantes que fueron mi mujer y mi cuñada, pues mejor que mejor.